Sobre la poesía de Carlos Arauz en su libro “Cristo es democracia”
La poesía
de El lobo Arauz nos recuerda la poesía revolucionaria centroamericana, como a
Ernesto Cardenal, Roque Dalton u Otto René Castillo; en sus versos se articula
una voz de protesta, un detonante de nuestro entorno que invoca a recuperar la
dignidad en un ambiente tan complejo, lleno de contradicciones y convulsiones
sociales.
Carlos nos
convoca a la reflexión espiritual y la reivindicación terrenal. Su producción
literaria es libre y directa, es una conversación consecuente a la vida, a la
cotidianidad del pueblo, donde prevalece en la abstracción divina, aunque en
sus palabras nos interpela al trasfondo de la responsabilidad social bajo un
campo metafórico triunfante a la esperanza en medio del fuerte sol que irradia
en los esteros y las calles polvorientas de la ciudad puerto.
Entiendo a poesía
del Lobo Arauz como un llamado a la transformación del hombre y la mujer, que
desde su voz nos interpela a la sensibilidad, a la esperanza de lo posible, al
reencuentro con lo divino y la incidencia textual para rebelarse contra su
destino, frente a la opresión y las arbitrariedades que la vida nos empuja,
pero que insistentemente protestamos ante ella desde la palabra punzante y la
acción colectiva.
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