Gustavo Garzón y la recuperación de la memoria
Por: Miguel Cantos Díaz
1990. El Ecuador es gobernado
por el socialdemócrata Rodrigo Borja Cevallos, quien llega al poder heredando
una crisis económica, social e institucional por parte del gobierno de León
Febres Cordero durante el cual, se desató una política de represión, violencia
y muerte contra los sectores estudiantiles, populares, obreros, artistas y
partidos de izquierda en oposición a las políticas neoliberales impuestas en
aquel entonces que vulneraron los derechos humanos de decenas personas, con
encarcelamientos, asesinatos y desapariciones forzosas.
Gustavo Garzón, joven poeta
ecuatoriano, es parte de aquellas víctimas. Desapareció en noviembre de 1990 en
las calles de Quito de forma misteriosa. A fines de 1989, Gustavo fue privado
de libertad acusado de tenencia ilícita de armas debido a sus vinculaciones
políticas con Montoneras Patria Libre (MPL), grupo político - militar que
estaba infiltrado por elementos de la policía nacional.
29 años después, no hay
respuestas sobre su desaparición, ni las sanciones a quienes formaban parte del
SIC 10 de la Policía Nacional.
Lo que nos queda hoy, es
luchar por recuperar la memoria, no solo de quien formó parte de los
desaparecidos durante un gobierno de corte fascista como el de León Febres
Cordero y su legado de represión y violencia extrema al interior de la Policía
Nacional; sino también, el papel de aquellos actores silenciosos que desde el
campo de la literatura, del activismo político y desde la memoria social, se
puede ejercer el combate y la conciencia necesaria para decir basta con la
injusticia social en el país.
En estas circunstancias, donde
la fotografía forma parte esencial el papel de la recuperación de aquella
memoria, de lo que nunca debe de pasar; de lo no debe de suceder; "las imágenes no sólo hablan de las
circunstancias del dolor" (Rodríguez, 2012), deambulan en la búsqueda
de respuestas ante las circunstancias que provoca la violencia, la muerte y la
compresión de las significaciones estructurales capitalistas qué propician condiciones
de violencia en nuestro país como en Latinoamérica producto de un sistema que
perpetúa la muerte como política de Estado.
Ese sentido de identidad
reclamado por María Elena Rodríguez en el papel que tienen las imágenes en lo
que significa y en el significado, nos da la posibilidad de entender al lenguaje
no solo desde la capacidad del concepto; sino, desde el papel de la
cotidianidad, de lo vivido, del impacto de la violencia en la psicología social
y en el desgarramiento emocional de quienes pierden a un luchador de las letras
y de la vida.
Desgarramiento y esperanza de
justicia que se ve reflejado en la mirada de doña Clorinda Guzmán mientras
sostiene el retrato de su hijo Gustavo, en los exteriores del Palacio de
Carondelet; bajo el ardiente sol de cada miércoles, pero con su clara firmeza
de no olivar el eco de un sistema de represión estatal que interpela a la muerte
como imposición de poder, donde no habrá perdón hasta que la verdad deje de ser
utopía.
Gustavo Garzón y la recuperación de la memoria
Reviewed by Miguel Cantos
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junio 09, 2019
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1 comentario
Pertinente, justa y necesaria semblanza.
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