EE. UU. : De la crisis política a la deriva institucional
¿Estamos presenciado el fin de la hegemonía institucional norteamericana y un posible cambio social? Posiblemente no, pero hoy es palpable, cómo desde el corazón del neoliberalismo, este engendra su propio declive para conservar su poder nacional y su gobernanza internacional, a través de una táctica “aceleracionista” que aprovecha la crisis política actual y la pandemia.
Miguel Cantos Díaz[1]
El asalto del Capitolio en Washington el pasado miércoles, por miles de partidarios de Trump, responde a toda una proyección de corte fascista sin precedentes en la historia actual norteamericana, propio de un entramado planificado para deslegitimar las elecciones del 3 de noviembre a través de la violencia y detener la certificación de la elección presidencial del nuevo presidente electo Biden.
Este intento desestabilizador de la institucionalidad norteamericana, qué dejó como saldo cuatro muertos, ha demostrado paulatinamente una campaña conspiradora supremacista blanca y de ultraderecha alrededor y bajo la dirección de Donald Trump; así como, la cercana posibilidad de su destitución mediante un proceso de impeachment, apoyado por un centenar de congresistas demócratas.
La actual crisis interburguesa en el seno del capitalismo, responde a un proceso de deslegitimación institucional estatal y financiera, propio de las contradicciones políticas y de clase entre el sector petrolero y energético norteamericano ante la pérdida de su hegemonía económica, militar y política en la geopolítica internacional en estos últimos años.
Esta batalla se direcciona desde las transnacionales comunicacionales y las redes sociales para crear un entorno de incertidumbre social que provoque un posible auto golpe de Estado, en medio de la apatía, inseguridad y resistencia de su población; encauzada bajo una jugada política propia de su idiosincrasia injerencista, estimulada por Donald Trump quien se siente acorralado negando aceptar su derrota presidencial. Tal parece que EE.UU. está recibiendo su propia medicina "democrática".
¿Estamos presenciado el fin de la hegemonía institucional norteamericana y un posible cambio social? Posiblemente no, pero hoy es palpable, cómo desde el corazón del neoliberalismo, este engendra su propio declive para conservar su poder nacional y su gobernanza internacional, a través de una táctica “aceleracionista” que aprovecha la crisis política actual y la pandemia.
Chad Wolf, secretario interino de Seguridad Nacional de Estados Unidos, a mediados de noviembre del 2020, ya presentaba un informe del Departamento de Seguridad Nacional donde señala que casi el 70% de los atentados y complots en EE.UU en los últimos ocho meses están influenciados por el supremacismo blanco.
El ataque al Capitolio, es la consecución de un
progresivo clima de violencia y terrorismo de ultraderecha en crecimiento por
las calles estadounidenses, alentadas verbalmente por el mismo Trump y su
maquinaria propagandística; quien, luego del asalto al edificio que alberga las
dos cámaras del Congreso de los Estados Unidos, ha advertido en twitter que:
esto recién empieza.
[1] Miguel Cantos Díaz: Investigador y director del Instituto Cultural
Nuestra América ICNA, Director de la Colección de Pensamiento Marxista
Ecuatoriano.
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